Milenio.com
Hoy por la noche me voy a apoltronar en una butaca del Estadio Victoria, el mejor y más moderno espacio de todo el territorio nacional donde se pueda disfrutar un partido de futbol (los espectadores no estamos enjaulados como fieras peligrosas sino que se nos guarda la confianza –y el respeto— que merecemos las personas civilizadas; y así, no hay rejas ni vallas ni alambradas entre las gradas y la cancha), esperando que los futbolistas del Necaxa muestren, de entrada, la garra y el empuje que debe enseñar un equipo renovado a punta de juiciosas contrataciones. Los Rayos, por lo pronto, buscan su permanencia en la máxima categoría compitiendo directamente con el Puebla e Indios de Ciudad Juárez. Ya luego, en tiempos de menores agobios, se pondrá más alto el listón.
Don Raúl Arias ha dejado al San Luis para capitanear los esfuerzos de una muchachada entre la que destacan figuras como Eduardo Coudet, Germán Villa (uno de los jugadores emblemáticos de las Águilas y extrañamente ninguneado por los últimos entrenadores lo cual, si lo piensas, no es de extrañar en un conjunto que exhibe una descarada vocación suicida), Federico Insúa, Alfredo Moreno y Diego Cervantes.
Las comentadas bajas de Hugo Rodallega y Walter Gaitán no parecen tener mayor relevancia en un equipo liderado por un hombre que ha mostrado toda su solvencia como técnico con los potosinos. Al profe Arias le critican algunos por conservador y le atribuyen una calculada frialdad, pero los números están de su parte.
Es cierto, además, que el conjunto de San Luis fue desmantelado sin misericordia alguna y dejado a su suerte para afrontar ni más ni menos que la Copa Libertadores pero, hablando de los equipos de la casa Televisa, yo he escuchado también a algunos comentaristas que, sin mayores reparos, dicen que el Necaxa puede ser, por ahí, un grupo que hará sombra a las mismísimas Águilas del América. No lo podemos saber todavía, pero en Aguascalientes tenemos el pequeño presentimiento de que los Rayos van a dar mucho de qué hablar.
Sin lanzar apuestas sino puras profecías, les digo, estimados lectores, que este equipo es un competidor muy serio. Hablamos dentro de cuatro semanas (las mismas que necesita el Pelado Díaz para asegurar su supervivencia).
Don Raúl Arias ha dejado al San Luis para capitanear los esfuerzos de una muchachada entre la que destacan figuras como Eduardo Coudet, Germán Villa (uno de los jugadores emblemáticos de las Águilas y extrañamente ninguneado por los últimos entrenadores lo cual, si lo piensas, no es de extrañar en un conjunto que exhibe una descarada vocación suicida), Federico Insúa, Alfredo Moreno y Diego Cervantes.
Las comentadas bajas de Hugo Rodallega y Walter Gaitán no parecen tener mayor relevancia en un equipo liderado por un hombre que ha mostrado toda su solvencia como técnico con los potosinos. Al profe Arias le critican algunos por conservador y le atribuyen una calculada frialdad, pero los números están de su parte.
Es cierto, además, que el conjunto de San Luis fue desmantelado sin misericordia alguna y dejado a su suerte para afrontar ni más ni menos que la Copa Libertadores pero, hablando de los equipos de la casa Televisa, yo he escuchado también a algunos comentaristas que, sin mayores reparos, dicen que el Necaxa puede ser, por ahí, un grupo que hará sombra a las mismísimas Águilas del América. No lo podemos saber todavía, pero en Aguascalientes tenemos el pequeño presentimiento de que los Rayos van a dar mucho de qué hablar.
Sin lanzar apuestas sino puras profecías, les digo, estimados lectores, que este equipo es un competidor muy serio. Hablamos dentro de cuatro semanas (las mismas que necesita el Pelado Díaz para asegurar su supervivencia).
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