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JUAN VILLORO Y EL NECAXA...

Hace algunas décadas, el escritor Juan Villoro se emocionó con el mejor equipo que jamás saltó a la cancha, aquel que venció al Santos de Pelé y que, más tarde, se convertiría en el Atlético Español. Hoy, le sigue siendo fiel al Necaxa, uno de sus amores de la infancia.

Por Oscar Jiménez Manríquez
Milenio Diario

La vida, dice Juan Villoro, está hecha de contradicciones. Por un lado, el Barcelona, equipo del que es fanático absoluto, se encumbró en el último minuto en Londres y pasó a la final de la Champions. Sin embargo, en la liga mexicana, el club que de niño le hizo soñar en convertirse en centro delantero, está amenazado con el descenso.

Por eso, hoy domingo, acaba una semana que ha sido para él como un épico juego de futbol. Durante el primer tiempo se emocionó a la distancia con el gol casi celestial de Andrés Iniesta, que permitió a los jugadores azulgrana viajar a Roma para disputar el título de la Champions contra el Manchester United.

Él ya se ha calzado los botines, ajustado el short, y ceñido por arriba de la cintura la camiseta del Necaxa. Y como si se encontrara en un estadio de futbol, entregado a su fiel condición de aficionado, devuelve a ras de césped y de primera intención cada pregunta.

¿Qué ha ocurrido con Necaxa?
Ha sido víctima de la especulación y los intereses políticos. La FIFA ha recomendado que ninguna institución tenga más de dos equipos, y en México sabemos que Televisa tiene tres. El Necaxa ha pagado el precio de esto y también de los intereses políticos del gobernador de Aguascalientes.

¿Has pensado cambiar de equipo?
Imposible, porque sería como cambiar de infancia. No puedo negar al niño que una vez se aficionó a este club. Mantener la fidelidad a un equipo de futbol es la última opción de intransigencia emocional legítima. Sin embargo, no olvidemos que Necaxa se desvinculó de su público natural, lo que fue una gran falta de respeto a una afición que le había apoyado durante muchas décadas. Le sigo yendo, un poco con piloto automático, porque no puedes entregarte completamente a una institución que te ha traicionado tantas veces.

¿Llegaste a presenciar un partido de Necaxa en Aguascalientes?
A mí lo que me sorprendió cuando fui al estadio de Aguascalientes fue que, de pronto, en las tribunas estaba yo rodeado de japoneses. Luego me enteré de que en aquella ciudad estaba la principal planta de Nissan de toda América Latina. Un caso curioso, porque Necaxa tiene los colores de la bandera de Japón, tiene el sobrenombre de los Rayos y Japón es el país del sol naciente. La simbología favorecía la presencia de ciudadanos asiáticos. Me encontré en un lugar lejano a la ciudad de México y con mi equipo convertido en un equipo para japoneses. Un exotismo.

¿Cómo ha sido la semana que está por concluir?
He tenido una semana trepidante. Soy un fanático del Barcelona, mi padre nació en aquella capital, y además, estoy comprometido emocional y sentimentalmente con el proyecto de Pep Guardiola, que es alguien a quien yo respeto. Y luego, la zozobra del Necaxa, pero sé que es producto de la especulación de nuestro futbol. Necaxa debería ser un equipo con una directiva independiente, con un dueño ajeno a los intereses políticos y comerciales que tienen los grupos asociados a Televisa.

¿Qué saben los políticos de futbol?
Poquísimo. Sin embargo, hay otros, como Joan Laporta, en el Barcelona, que sí cuenta con una agenda de renovación de política deportiva. La camiseta del Barcelona nunca se había vendido a ningún anunciante, pero decide venderla por primera vez, y lo hace para la UNICEF. Además corrió a las barras violentas del estadio, continuó con mucha obra social, reforzó el trabajo en la cantera, realizó contrataciones significativas como la de Ronaldinho y Rijkaard. Esto demuestra que se puede hacer una gran política desde el deporte.

El Puebla, que era un candidato natural para el descenso y con un equipo casi de barrio, finalmente se salvó…

El Chelís supo sacar adelante un proyecto, por la sola razón de que se lo propuso, sin ningún respaldo y porque deseó firmemente que los colores del Puebla permanecieran en primera división. No he visto a ningún necaxista de tradición y prosapia que haga lo mismo por nuestro equipo.

Es increíble que Televisa, una empresa poderosa económicamente, no logre hacer de Necaxa un gran equipo…

Es una de las tragedias del futbol mexicano. Pero pensemos en lo que ha gastado Cemex, la empresa que respalda a Tigres. Para lo que ha invertido en técnicos y jugadores, es vergonzoso que tengan un equipo tan malo. Cuando vemos la liga mexicana, donde invertir no reditúa, entonces se lleva a efecto la ley del menor esfuerzo. Con Necaxa hubo muchos errores de concepción, de armado del equipo, de estrategia a largo a plazo. Tuvo directivos que ni siquiera vivían en Aguascalientes. Durante largo tiempo fue un equipo que se manejó a control remoto.

¿Digamos que te has acostumbrado al sufrimiento?
Muchas veces Necaxa ha dependido de un milagro, de la fe, del favor de nuestra Señora de la Chiripa. Somos tantos necaxistas los que hemos vivido estos tragos amargos y, sin embargo, seguiremos acompañando al Necaxa aun con el encanto añadido de otra tragedia.

¿La política y el futbol no son compatibles?
En todo el mundo la política y el futbol se vinculan. Pensemos en Silvio Berlusconi, que llega a ser presidente de un país desarrollado como Italia con una estrategia fundada en el éxito que había tenido con el equipo Milán, del que es propietario. Ocurre que el futbol es la forma de la pasión mejor repartida en el planeta y se utiliza mucho. En el caso del Necaxa fue muy evidente la injerencia política; lo mismo sucede en otras partes, con Atlante en Quintana Roo, Jaguares en Chiapas o el mismo Puebla. Hay un interés político de tener un equipo con la vieja consigna de al pueblo pan y circo. Es una de las lacras del futbol mexicano.

¿Algún mensaje para el propietario del Necaxa?
Lo honesto y conveniente es que el equipo se venda, que no tenga que ver con los intereses de un gobierno estatal. Yo haría votos porque el Necaxa llegue a instalarse algún día en Cuautla, ciudad que no tiene un equipo de primera división. Pero son sueños guajiros, porque en México se hace lo que deciden la gente que tiene el dinero y que desde hace mucho está vendiendo nuestra pasión.

Gracias a The Monster por el link

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