Por José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo
Milenio Diario
Se fue la luz en la colonia y no hay gran luto por la muerte del Necaxa porque en realidad, no se sabe cuál de todos los Necaxas fue el que se murió. Electricistas, Rayos o Hidrorrayos, ¿a quién debemos dar el pésame? Entre sus dolientes hay herederos del Atlético Español, necaxistas de los noventa y curiosos ciudadanos de Aguascalientes.
Muchos viudos y pocos amigos en el velorio de un equipo con gran historia pero de dudosa convocatoria. El Necaxa falleció por una crisis de identidad, lo que ha hecho más difícil que sus fanáticos puedan reconocer el cuerpo. Le extirparon la afición, le trasplantaron el escudo y hasta hidroterapia le aplicaron. Las últimas temporadas vivió conectado a un respirador artificial que terminó sin batería. Lo único que quedaba de este equipo eran las tripas de su memoria.
Mi opinión es que al final tuvo una muerte digna, por lo menos murió en compañía de su familia. Si regresa dentro de un año o resucita acabando la temporada no importa, porque es un club que desde hace mucho tiempo se quedó sin alma y eso en el futbol es lo más difícil de recuperar. De nada sirve la historia del Necaxa contada por la Editorial Clío si nunca hubo una cultura que la respaldara; o la poca que tenía fue exterminada por una nueva ciencia a la que llaman marketing deportivo.
Lo siento mucho por Aguinaga, Basay o Peláez; gracias a ellos todos descubrimos que teníamos un chingo de amigos necaxistas, el problema es que siempre les dio hueva ir al estadio.
Milenio Diario
Se fue la luz en la colonia y no hay gran luto por la muerte del Necaxa porque en realidad, no se sabe cuál de todos los Necaxas fue el que se murió. Electricistas, Rayos o Hidrorrayos, ¿a quién debemos dar el pésame? Entre sus dolientes hay herederos del Atlético Español, necaxistas de los noventa y curiosos ciudadanos de Aguascalientes.
Muchos viudos y pocos amigos en el velorio de un equipo con gran historia pero de dudosa convocatoria. El Necaxa falleció por una crisis de identidad, lo que ha hecho más difícil que sus fanáticos puedan reconocer el cuerpo. Le extirparon la afición, le trasplantaron el escudo y hasta hidroterapia le aplicaron. Las últimas temporadas vivió conectado a un respirador artificial que terminó sin batería. Lo único que quedaba de este equipo eran las tripas de su memoria.
Mi opinión es que al final tuvo una muerte digna, por lo menos murió en compañía de su familia. Si regresa dentro de un año o resucita acabando la temporada no importa, porque es un club que desde hace mucho tiempo se quedó sin alma y eso en el futbol es lo más difícil de recuperar. De nada sirve la historia del Necaxa contada por la Editorial Clío si nunca hubo una cultura que la respaldara; o la poca que tenía fue exterminada por una nueva ciencia a la que llaman marketing deportivo.
Lo siento mucho por Aguinaga, Basay o Peláez; gracias a ellos todos descubrimos que teníamos un chingo de amigos necaxistas, el problema es que siempre les dio hueva ir al estadio.
2 Comentarios
Chinga tu madre jose ramon, si nuestro equipo no tiene identidad como tu dices, es por pendejos amarillistas como tu. Awante mi Necaxa
ResponderEliminarcreo que al que se la estas mentando, es a Jose Ramon Fernandez (Padre) y el que escribio la nota es Jose amon (Hijo)....jejeje en fin en su justa medida son casi iguales, el papá le ha sabido fomentar muy bien el odio a Televisa y todo lo que ello represente a su hijo
ResponderEliminarSi no tienes una cuenta de Google, puedes comentar poniendo la opción de Nombre/URL para que puedas poner tu nombre o algun enlace a tu cuenta de Twitter, Facebook u otras. No seas un anónimo más.