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Desde Afuera | Princesita y Monster

Por Princesita

Cuando decidí escribir para Pasión Rojiblanca, no sabía exactamente que relatar. Poco a poco surgieron algunas ideas que fueron llenando mi cabeza, pero después me encontré con el problema de la narración, ya que, por supuesto, no soy una escritora consumada. Finalmente, decidí platicarles un poco acerca del hombre que me introdujo en esto.

Lo conocí hace poco más de tres años, cuando regresé a trabajar con mi antigua jefa. Ella coordinaba una parte de la labor que este chico realizaba, y fue por ello que lo conocí; al principio sólo coincidíamos en el pasillo, intercambiábamos saludos, sonrisas y seguíamos trabajando, cada quien en su mundo, desconociendo el del otro.

Recuerdo la primera vez que lo escuché charlando con sus compañeros, conocidos míos, acerca del fútbol: se mofaban de su equipo “llanero” y apostaban sobre el siguiente partido de Pumas. Ya había escuchado antes sobre el Necaxa, un primo de mi edad era su ferviente seguidor cuando pequeño; de hecho creo que aún conserva una tabla de serigrafía que hizo en su taller de secundaria: un flamante escudo con franjas rojas y blancas, con un rayo atravesándolo en todo su esplendor, coronado por la palabra “RAYOS” escrita en mayúsculas.

Hasta hace realmente poco tiempo caí en la cuenta de que este chico, ahora tan especial para mí, era la segunda persona que conocía que le iba al Necaxa, pero no sabía que este equipo fuera una de sus pasiones.


Salimos un par de veces, y hasta donde recuerdo, nunca hablamos de fútbol. Admito que no soy una fanática del balompié, pero mi abuela dice que sólo hay un equipo: “América y ya” era su frase preferida para hacer enojar a algunos de mis tíos. Hicimos algunas apuestas sobre algunos partidos de Pumas, no tanto porque yo sea una gran aficionada de los gatos, sino porque él haría cualquier cosa en contra de ellos.

Finalmente, este chico maravilloso me pidió que fuera su novia, y, una de las experiencias que nunca olvidaré fue cuando me invitó al estadio Azul, a un partido de Necaxa. Cabe mencionar que yo no había pisado un lugar así en mi vida. Todo fue nuevo para mí, desde la revisión en la entrada hasta escuchar a mi chico gritando frases de ánimo para los jugadores. Nos sentamos con la porra, ignorando el pantalón deportivo color azul que yo llevaba. Fue una tarde agradable; me impresionó oírle decir los nombres de todos los jugadores, y hasta me contó algo de la historia del equipo, lo cual ha hecho incontables veces, dejándome igual de maravillada que la primera vez. Inició el partido, con poco movimiento en la cancha, confieso que me pareció algo lento. Cómo olvidar el momento en que, a la mitad de un tierno beso, escuchamos el grito de ¡Gooooooool!, de Necaxa, por supuesto. Me sentí culpable por robarle un poco de atención al juego, pero él se encontraba satisfecho de que su equipo ganara y lo estuviera viendo. Perdimos, y nuevamente me asombré al ver su optimismo: “el siguiente ganaremos”, dijo.

Una de sus cualidades, que respeto y admiro profundamente, es la esperanza y la fe que pone en su equipo, la confianza con que habla de ellos, la seguridad y certeza que tiene del gran esfuerzo de los jugadores en todo momento, la firme convicción de que algún día serán campeones y de que su apoyo incondicional en cada partido es como un granito de arena que contribuye a formar un gigantesco desierto.


A lo largo del tiempo, he aprendido mucho de este hombre genial, sobre su mente virtuosa con ideas firmes y decididas; su carácter explosivo, con acciones y reacciones difíciles de entender al principio, pero que ahora puedo comprender; su talante caprichoso, con su obstinación y perseverancia, que otros pueden interpretar como intransigencia, pero que busca primordialmente su felicidad y satisfacción personal; características que, independientemente de la vida diaria, he visto reflejadas en el entusiasmo que muestra por su equipo, Necaxa, dentro y fuera de la cancha.

A pesar de que no veo todos los partidos, no puedo evitar emocionarme por cada gol, disfrutar con él cada triunfo y expresarle una palabra de aliento en cada derrota, porque, ahora lo sé, ¡estoy enamorada de un Rayo!

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5 Comentarios

  1. Gracias Princesita!
    Por cierto, en ese juego no ví un solo gol...xD

    Pd. Gracias por la publicación Jefazo!

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  2. Felicidades Compadre y Princesita, muy bonita historia.

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  3. ke wena historiaaa!!! y que chingoness la neta xD. (disculpa por lo de chingones a las ladys presentes pero en esta ocasion no se podia excluir xD!)..

    ke bonito es el amor ke barbaroo.. y mas acompañado del Necaxa xD!

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  4. hey Thompson, k buena frase viejo!!! me la voy a volar para el msn, tu disculparás hehehe xD

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  5. Caballero Rayo29 mayo, 2010 13:53

    Bien bien bien ... creo q es chidisimo q un sentimiento tan grande como es el amor se pueda conjuntar en pareja de esta forma. Felicidades !!!
    Sigan keriendose y keriendo al Necaxa !!!
    All you need is Necaxa!!!
    jejeje.
    Saludos!!!

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