Subscribe Us

Header Ads

Esas casualidades (o, no me ayudes compadre...)

Por Edgar Valero

El sábado durante la madrugada tuve un acalorado debate con mis amables seguidores en el twitter, pues se me ocurrió, y sigo pensando lo mismo, que por resultados como el del Necaxa-América, la gente sigue creyendo que se arreglan los partidos. Ojo, no estoy diciendo que se arreglan, estoy diciendo que la gente piensa eso y no hay forma, la verdad, de decirles que no es cierto.

Esto de las casualidades a veces rompe con cualquier posibilidad de ver con buena voluntad las cosas. Es cierto que Sergio Bueno trajo orden a un equipo que estaba completamente desfigurado por la forma en que fue manejado por Brailovsky y en las dos últimas semanas sacó 4 de 6 puntos posibles. Muy bien, para un equipo que antes de eso, había sacado cero unidades de 21 que había disputado.

Como dijera don Miguel de Cervantes Saavedra a través del Ingenioso Hidalgo, don Quijote de la Mancha, los hombres somos de “memoria flaca”. Por una cuestión que casi nadie podría entender, el Necaxa fue durante años, pero durante muchos, mejor que el América, antes de que algún “ingenioso” no tan Hidalgo, decidiera llevarse al cuadro a Aguascalientes, donde les cayó el “chahuixtle”, pues a partir del 2002, y luego de perder la final justamente en el Verano de aquel año ante el América, sólo pudieron regresar a la liguilla en una ocasión y se los cepillaron a la primera de cambios.

Luego de su campaña de excepción en la Primera A, regresaron con bombos y platillos sólo para caer en manos del tristemente célebre Ruso, con los resultados ya descritos. Cuando se jugó aquella final de la que hablamos, contaba yo en la twittera conversación que me tocó de compañero de asiento en el Tren Bala en Japón, no recuerdo exactamente el partido, pero creo que fue al regreso del México-Croacia celebrado en Niigata, de dos personajes ligados hasta el tuétano con estos equipos: Javier Pérez Teuffer, presidente del América y Justino Compeán, presidente del Necaxa.

Al margen de que puedan ser chistosos o no cuando se juntan entre ellos, me llamó la atención la tranquilidad de Compeán, quien aseguró a su contraparte que el hecho de que el Necaxa, su equipo, no hubiera ganado el título, le había dado un respiro “porque no tenía para pagar las primas, así que qué bueno...” Si yo hubiera sido seguidor de los Rayos en ese momento le hubiera dicho hasta de qué se iba a morir. Pero no, simplemente los escuché mientras, en el vagón, lleno de célebres personajes de la farándula futbolera de México se departía con singular alegría hasta el hecho de terminarse las cervezas de las maquinitas y las que se habían subido de alguna manera.

En tan selecto grupo figuraban Miguel Ángel Couchonal del Atlante, Jesús Martínez del Pachuca, Rafael Lebrija del Toluca y algunos otros que a la distancia (hace 9 años) creo que ya he olvidado su presencia.

La mentalidad pues, derrotista después de los años maravillosos, vino desde la cabeza, si su presidente no quedó preocupado de que luego de ganar el juego de ida 2-0, les sacaran el resultado y el título, uno podría preguntarse ¿a quien demonios le importaría entonces lo que pasara con los Rayos? ¿Al dueño?, Yo creo que ni siquiera a él, con quien por cierto compartí asiento también en el famoso Tren Bala, pero en el viaje a Sendai para el juego de México y Ecuador, pues era obvio que su afición es profundamente azulcrema, así que los Rayos, ¡rayos!, ¿a quién le importan?

El Necaxa ha sido una especie de hijo idiota en la estructura futbolera de Televisa, cuesta mucho y deja poco, por eso es que a nadie le dolió que lo mandaran a ser televisado por Azteca, es un equipo que ahí está, se le saca lo que se puede, pero ya no le han dejado nada. Antes era el basurero a donde iban a parar lo desechos del América, la tendencia disminuyó sustancialmente unos años, pero cuando Raúl Arias llegó, lo volvieron a llenar de lo que fuera. Los presidentes han sido desde cuates del dueño, hasta compadres del gober (allá no es tan precioso), y uno que otro funcionario o riquillo del rumbo que quiere entrarle a la política futbolera.

Pero en medio de todo esto, el gran público del futbol que se cuenta por millones sigue pensando que se arreglan los juegos entre estos equipos, algo que, hasta me atrevería a meter las manos al fuego, es casi imposible, y en el fondo de todo le digo, en la triste situación en la que viven hoy los hidrorrayos, prácticamente condenados al circuito de ascenso, tres puntitos del América y tres del San Luis servirían de poco o nada, porque lo menos que necesita este equipo hoy, son 14 puntos y que el Querétaro no gane nada en las próximas cinco jornadas para entonces si sentarse a platicar de tú a tú con los Gallos para ver quien se va.

Así que no hay más, cada vez que se vean las caras, el que venga mal se dirá que va a ser beneficiado, aunque, como en el caso de los Rayos, cuando se fueron a la Primera A, el último empujoncito se los dio su “carnal” con aquella derrota 1-0 en el Azteca que acabó con los sueños guajiros del Necaxa de permanecer en el máximo circuito, eso tal vez ponga, para los desmemoriados, una curita en la herida de esa derrota (victoria) tan “casualidosa” del viernes, que insisto, no va servir para nada...
Fuente: La crónica de hoy

Publicar un comentario

0 Comentarios