Opinión PR | El Último Ídolo Rojiblanco

Por Taker.

Hace apenas una semana, el Estadio Victoria presenció los últimos minutos de Pablo Quattrocchi como jugador de Necaxa, y lo hizo en un partido de despedida ante el que para muchos es el rival más odiado: el América en algo que creo -tal como lo expresé antes- que no se trataba de un homenaje en si, sino de utilizar como pretexto el que solamente era un partido de preparación.

Aún cuando fue emotivo ver a Pablo recorrer cada rincón de la cancha para despedirse del público mientras era ovacionado por propios y extraños, me parece que el homenaje quedó a deber. Si, hubo regalos, placas, y estuvo acompañado de sus padres que vinieron desde Argentina, así como de sus amigos del medio futbolístico pero me queda la sensación de que él se tenía que ir de otra forma.

Y no, no digo que lo hubieran registrado para que jugara minutos de un partido oficial porque igualmente esos me parecen homenajes a medias. Mas allá del rival y del escenario, Pablo tenía que despedirse de Necaxa haciendo lo que hizo durante 5 años en los que portó la camiseta del equipo como nadie, desde la mudanza a Aguascalientes ha hecho: Jugando.

Cuando ví a Luis Alberto Padilla preparándose para entrar sabía quién sería el 'sacrificado' y si bien entendía el por qué, no compartí la decisión de quien quiera que ésta haya sido. Si, Pablo debió haber salido de cambio pero no al minuto 35, tenía que irse justo en el minuto 90 para que el Victoria lo ovacionara a su salida; Además de que la fiesta que se preparó debió ser una vez concluído el encuentro.

La verdad es dificil decir algo que no hayamos dicho ya sobre Pablo Quattrocchi pero en verdad parece que él fue cortado con una tijera especial. Pablo es diferente a cualquier otro de los jugadores históricos del club, y es que si revisamos esas listas, todos los que aparecen tienen en común el hecho de que sólo les tocó estar en las buenas y que quizá, aportando desde luego, eso les sirvió para permanecer en la memoria de todos.

Nuestro capitán al igual que muchos han hecho en la historia se entregó en cada minuto disputado durante 5 años en los que permaneció en Necaxa pero él tuvo en 2 ocasiones el carácter para levantarse y no dar un paso al costado en dos de los momentos más tristes en la historia del equipo: Los descensos, uno de ellos recompensado con el ascenso obtenido tras haber arrasado con la Liga de Ascenso en la temporada 2009-2010.

Sin temor a equivocarme puedo decir que Pablo Quattrocchi sintió la camiseta más que otros jugadores que tienen su no menos importante historia con Necaxa, y es que él lloró al igual que nosotros en los descensos, se llenó de coraje como nosotros lo hicimos en aquellos momentos en los que el equipo fue acribillado por los silbantes, y desde luego disfrutó los títulos como si fuera uno más de nosotros.

Hoy, está de regreso en Argentina pero me parece que se llevó tatuados tanto la camiseta como el escudo de Necaxa, que a decir verdad como institución y como equipo le quedó a deber en muchas ocasiones. En lo personal no me queda mas que agradecer su entrega para con el equipo, así como la oportunidad que tuve de acercarme a él en las últimas semanas que estuvo en México.

Espero que un día podamos volver a verlo en el Victoria, en el Azteca o en cualquier otra cancha, dirigiendo desde la banca a un equipo del cual él forma parte de su historia, y desde luego escuchando una vez más el "Ole, ole, ole... Jefe... JEFE" desde la tribuna.

Una vez más Gracias por todo Pablo, Don Pablo Javier Quattrocchi.

Awante Jefe!