Por Rafael Vera.
@rafaelverasa
Saludos a todos los rayos lectores de Pasión Rojiblanca. Las cosas en la vida se ponen acomodan y yo no puedo sino agradecer a Alex y a Taker por permitirme tener oportunidad de ser parte del proyecto del que gustoso formé parte durante un año.
El pasado fin de semana tuve la oportunidad de realizar el viaje a Guadalajara y en lo personal, fuera del partido flojo pero no menos cerrado e interesante por eso, dicha experiencia significó la vuelta a algo que, por cosas más urgentes y que yo di prioridad, había dejado un poco desatendidas y que eran los viajes a ver a mis Rayos. También debo de confesar que, tras la final de Ascenso que se perdió en el Victoria con su correspondiente viaje, estaba algo sentido y eso influyó también.
Hablo de un renacer en mi persona por diversas causas y que me hicieron viajar en el tiempo hace unos 15 años, cuando las dos horas que sábado a sábado (u otro día, dependiendo de los horarios) este servidor invertía en ver al equipo eran sagradas. Alguna vez en una columna de mi etapa pasada en el blog comenté que, además del amor y afición deportivos que todos tienen por sus respectivos equipos, a mí me unía al Necaxa algo más: la mística del aferrarse a no morir, del resurgir de tus cenizas, de lograr mucho con poco en mano y con pocas expectativas de la gente. En fin, en mi vida, el Necaxa fue y es un ejemplo de muchas cosas y de cómo debía conducirme en muchos aspectos de ella.
Por diversos temas, personales y familiares, las últimas semanas no habían sido fáciles para un servidor y el poder tener la oportunidad de viajar a Jalisco a ver a mis Rayos era la perfecta ocasión para poder retomar lo que soy y lo que en parte me forjó y me dio carácter.
Más allá del gran fin de semana al lado de grandes compañeros de afición y del partido en un estadio que nos trae grandes recuerdos, Rafael tuvo la oportunidad de poder volver a ser ese niño de 12 años que, ante lo jodido de su realidad (no hay por qué ocultarlo), todos los sábados a las 5 (o a las 7 si no se priorizaba a los Tigres y nos tocaba ser repetición) prendía su tele y durante dos horas se olvidaba de todo a su alrededor y encontraba en esos Rayos motivación y razones para no perder el control o no tirar la toalla. Este domingo a las 12, Rafael recordó lo motivante y relajante que era ver un partido de fútbol del Necaxa y al terminar este, del mismo modo que apagaba su tele y esperaba ansioso el siguiente momento de dos horas con sus Rayos, Rafael encontró el desestrés y la mística de ese gran equipo con historia y tradición.
Rafael se retiró del Jalisco no con menos problemas, pero sí con estos un poco olvidados y con la motivación de saber que el próximo sábado podría volver a estar con ese equipo y lo que representa para él. Rafael se sintió renacido y motivado por lo que quiere y no le ha fallado. Gracias al Necaxa, recordé un poquito quién soy.
Fuerza Rayos y en la próxima entrega (para los que recuerdan mi estilo) trataré de que vuelvan los números y las tendencias.
Vale por un tweet: "Vergonzoso lo mostrado en la cancha por Leones Negros, no creo que aspiren a llegar más allá de las semifinales #Superliderdepapel"
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