Por Rafael Ocampo.
@rocampo
El Necaxa, que había sorprendido gratamente borrando de la cancha en la semifinal al favorito Cruz Azul, nunca apareció. Ni siquiera cuando logró reaccionar y empatar el juego a uno se generó la sensación de que podía ganar esta final.
Los errores defensivos en las jugadas a balón parado resultaron letales. Todo balón que llegó a su área por alto fue rematado por los jugadores de los Tiburones Rojos. Tres de los cuatro goles locales llegaron de esta forma.
Nota: Es parte de su columna 'Postdata' en Milenio/La Afición
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