Por Daniel Montes de Oca.
ESPN
El futbol puede esperar… La ayuda, no.
Los deportistas, considerados héroes de nuestro tiempo, son capaces de unir seres humanos, pues a final de cuentas las emociones nos igualan a todos.
En particular, el oficio de futbolista es uno de los más comentados y envidiados del planeta tierra. Dice el escritor mexicano Juan Villoro que “el futbol es más que un deporte. El desaforado interés que despierta lo convierte en modelo de conducta y espejo acrecentado de la sociedad”.
Bajo este contexto resultaba imposible pensar que los clubes de la Liga MX, sus jugadores y el gremio en general se mantuvieran al margen de la solidaridad deslumbrante del pueblo mexicano tras el sismo que sacudió al país el martes pasado.
Futbolistas excepcionales como Oribe Peralta demuestran que la gloria es sensata, y desde el silencio encabezan campañas de apoyo, están al pendiente de las víctimas y suman.
Evidentemente no solo es Oribe, la tragedia rompió con rivalidades e indiferencia y desde la Liga de Ascenso, pasando por los jugadores de renombre del máximo circuito, hasta extranjeros como Paco Jémez, André-Pierre Gignac, Martín Cauteruccio y muchos más, todos se han unido por la misma causa: México.
Hoy nadie brinda una mano en busca de notoriedad y son tan valiosas las toneladas de víveres recaudadas como una silla de ruedas, la presencia en el centro de acopio, las cadenas humanas, la remoción de escombros y hasta una oración.
El futbol mexicano como ese espejo acrecentado de la sociedad al que se refiere el maestro Villoro, sencillamente se ha sumado a una solidaridad infinita que conmueve en medio de la tragedia.
Algunas voces incluso han pedido que el torneo se suspenda por lo menos un mes como señal de duelo y para que la atención no se desvíe, pues aunque la reconstrucción está en marcha, será lenta y dolorosa.
No son pocas las historias en las que varios jugadores se han quitado el uniforme y los ‘tacos’ para mostrar al ser humano. Y así hemos conocido el espíritu altruista del uruguayo Martín Cauteruccio, que como voluntario consiguió una andadera para una señora en un albergue; el español Paco Jémez, que tanto en CDMX como en Morelos encabezó la recolección y traslado de víveres; o Chuy Corona, que esta vez se quitó los guantes para cargar escombro en Xochimilco.
Más allá de la Liga MX las voluntades también se han unido. No es casualidad que dos futbolistas que se salen del promedio por su conciencia y cultura como Javier Hernández y Miguel Layún, hayan lanzado la iniciativa ‘Yo por México’, que en unas horas reunió 200 mil dólares (unos 3.5 millones de pesos) y de inmediato se fijaron llegar a los 500 mil.
Son solo algunas de las múltiples acciones que se han llevado a cabo sin afán de heroísmo barato ni mucho menos protagonismo. Hoy los ‘héroes del balón’ están en las calles como todos, como nunca, porque el futbol puede esperar, pero la ayuda, no.
Hoy esta unión tiene a México de pie, más allá de una tremenda sacudida. Hoy el deseo es unánime: Que nadie más se vaya sin decir adiós.
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