Vamos viviendo, viendo las horas, que van muriendo

Por Natalia Pérez de la Fuente M.

Parece haber sido una semana de clásicos y este fin de semana la liga Española nos regalará uno más. Pero hagamos memoria y recordemos un partido que en su momento era igual de esperado.

Por diversas circunstancias esta temporada he tenido la oportunidad de ver dos juegos de los Rayos del Necaxa en la liga de ascenso. La última de ellas fue hace un par de semanas en el Estadio Neza 86 contra los potros Neza.

Es evidente que el tiempo ha pasado y de aquél estadio mundialista, sólo los recuerdos quedan. Las tribunas están abandonadas, las rejas caídas y oxidadas, el estacionamiento parece un llano y la pintura se cae minuto a minuto. Difícil resulta creer que algún día la bombonera fue sede de un mundial, recibiendo a los más grandes equipos y figuras, festejando los goles y sufriendo las derrotas, siendo pues parte de la historia del futbol.

Pero regresemos a los Rayos. He de confesar que no soy seguidora de dicha escuadra pero no puedo imaginar mi niñez sin el clásico añejo Necaxa contra Atlante. Nunca entendí porqué mi padre gozaba llevarme al ahora Estadio Azul a observar a dos equipos que poco tenían que ver con nuestros colores, él sólo respondía, éste es el clásico de tu ciudad y del futbol, es aquí donde las historias tienen vida.

Viejos y jóvenes nos reuníamos para disfrutar de la garra con la que los 22 jugadores salían al campo y daban todo por un gol, por llevarse la victoria a casa y entonces molestar al compadre sobre quién fue el mejor ese clásico. Que razón tenía mi padre al decir que en esos años aún cuando no era tu equipo, siempre se agradecía un buen juego.

El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos. El Atlante se fue de la capital y el Necaxa ya no contempla entre los grandes de la liga. La Tito Tepito se conforma ahora con la televisión como puente entre su amor y sus gritos. Por su parte, a los aficionados necaxistas sólo les queda tener fe y confiar en que su equipo en menos de seis meses regresará al máximo circuito.

Finalmente los Potros de Atlante siguen en la primera división, con todo y su cambio de sede ganaron ya un título en 2007. Sin embargo, la historia del Necaxa ha sido muy diferente y cada vez más sorprendente.

Desde 1998 los Rayos no habían ganado un campeonato, se habían conformado con estar entre los equipos grandes por acumular un par de copas años atrás. Más tarde, ya con el milenio, la escuadra decaía no sólo en futbol sino a nivel de directiva. Es cierto que nunca se han caracterizado por tener una afición muy numerosa, que ni con el cambio de ciudad llenaban el Estadio Victoria, pero si algo es indudable es que aún cuando no son muchos, la afición del Necaxa es la más fiel que tiene el futbol mexicano.

Tres de la tarde, en Ciudad Nezahualcóyotl, y la gente ahí, al pie del cañón. El comando Rojiblanco, barra del Necaxa en la capital, esperaba que su equipo saliera al campo para demostrar -a quien sea necesario- que el espíritu necaxista esta más vivo que nunca. Globos, rollos, trapos, cantos, bombos, siempre de pie y mucho, mucho aguante, todo lo que integra una barra, El comando lo tiene.

Hoy la realidad es distinta, el clásico añejo no existe más, ambos equipos corresponden a una mala administración y a una ciudad que no los vio nacer. No obstante, la gente del Necaxa demuestra en primera división “A”, que hay diferencia entre ellos y los demás, ellos saben lo que es ganar, lo que es ser grande, lo que es tener una afición que te sigue a donde vayas y que no importa cuantas lágrimas derramaron aquel 2009, hoy están seguros que como el Necaxa no hay más, que se preparen la barras grandes porque los rojiblancos están listos para regresar.

Fuente: Azteca Deportes