Por Luis García.
Con sumo pesar se confirmó lo que se venía asomando desde el inicio del torneo: perdieron la categoría, siendo lo sorprendente que pasara faltando dos jornadas para que concluyera
Los yerros fueron múltiples; el más grande, la necedad de sostenerte, Daniel Brailovsky; tu frondosa labia, aunada al capricho de alguna inconsciente autoridad, destrozó cualquier posibilidad de salvación. No eres el único culpable, pero un gran porcentaje se te debe achacar a ti, máxime cuando las contrataciones que realizaste fueron una tristeza y una vergüenza.
Por tu parte, Sergio Bueno, por encima de que debes estar padeciendo lo indecible, estoy cierto que puedes poner tu cabeza en la almohada y dormir con total tranquilidad: hiciste una chamba magnífica en todos los ángulos analizables. Si los jefes de esta entidad son mínimamente perspicaces, tienen que hacer todo lo posible por retenerte, y por supuesto, permitirte hacer una agresiva y profunda limpia de la materia prima existente.
El actual formato para definir el descenso busca proteger a los poderosos y lastima a los enclenques; sobre todo a aquel que sube de la Liga de Ascenso, parte con notable desventaja. Se ha hablado de modificar el reglamento, inclusive de liquidar el descenso por unos años, así como hace algunos ayeres hicieron con éxito en Inglaterra.
Lo cierto es que el actual esquema, para no variar en el futbol mexicano, da cabida a la medianía, exceptuando al que sube de la categoría inferior. Como club de la Primera División tienes que hacerlo muy, pero muy mal para aniquilar una franquicia. Ahí están los casos de Estudiantes, que por cierto partirá como el último de la porcentual; Atlas, Atlante, Jaguares, Querétaro y Puebla, que llevan varios pasajes de su existir coqueteando con el abismo sin sucumbir del todo.
En fin, se va otra vez el Necaxa, y más allá de perder a un club de prosapia y gran historia, con su exilio también en su brutal tropiezo diluye una exuberante y pudiente plaza para la pelota como lo es Aguascalientes.
Fuente: Récord
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