Por Borrego.
Recuerdo que mi padre, fiel aficionado a los Pumas de la UNAM, me llevó una tarde de marzo del 97’a ver a su equipo que recibían a Puebla en la cancha de Ciudad Universitaria. Apenas contaba con 4 años cuando, con bandera en mano, entré por primera vez a un estadio de futbol para apoyar al equipo de la máxima casa de estudios del país.
Ese día, no me acuerdo ni cómo ni por qué, Pumas perdió dos goles a cero con los camoteros, motivo por el cual, decidí ‘irle’ a otro equipo. Me acuerdo que le pregunté a mi papá cual era el mejor equipo del momento y él me respondió ‘Necaxa está jugando bastante bien’. Fueron palabras suficientes para encadenarme de por vida al (único) equipo que viste de rojiblanco.
Así, casi un mes después, con una mano tomada de mi padre y la otra tomando una bandera, entré por segunda vez a un estadio de fútbol: El Coloso de Santa Úrsula. Necaxa derrotó 2-1 a Santos en el juego de vuelta por los cuartos de final del Verano 98’.
A decir verdad recuerdo muy poco de aquella fecha, pero pasan por mi cabeza dos imágenes que me han marcado toda la vida: La primera era del único necaxista vestido de azul, quien observaba el partido sobre una línea de cal, concentrado y sin moverse. La segunda era un señor de gran melena festejando un gol que a la postre significaba el triunfo sobre el final del partido. Más tarde me enteré que ese señor de melena de león era un tal Alex Aguinaga.
Desde ese día y por 5 años consecutivos, pasé algunas tardes de sábado sentado en las gradas del Estadio Azteca, apoyando al rojiblanco como local, acompañado de mi padre, quien se convertía en necaxista por unas horas.
Hoy las cosas han cambiado en muchos sentidos. Necaxa ya no juega como local en el Estadio ubicado en la colonia Santa Úrsula, ni en la capital de la república, pues se ha mudado a Aguascalientes. Rara vez voy al estadio acompañado de mi padre, pues ahora voy con mis amigos. Aquel Alex Aguinaga ya no juega en el equipo y esas hazañas de último minuto ya casi no se dan por estos lares. Lo que no cambia (ni cambiará) es el amor enfermizo que siento por este viejo de 88 años, llamado Necaxa.
Para la curiosidad de los lectores, los goles del juego contra Santos fueron de Pedro Pineda al 72’ y Alex Aguinaga al 89’ y la llave terminó 2-1 pues en Torreón el juego quedó empatado sin goles. En semifinales Necaxa superó a Atlas con un global de 3-2 y terminó sub campeón luego de caer con Toluca por un marcador final de 6-4.
6 Comentarios
excelente articulo, los rayos un equipo de verdad y de historia... saludos desde guadalajara
ResponderEliminarel equipo de los niños que ya crecimos
ResponderEliminarEsa foto de niño está bien rifada :)
ResponderEliminar( yo no tengo ninguna así :( )
Mas allá de la foto me parece una muy buena experiencia, vaya, pese a que nos conocemos bien yo no me sabía exactamente la historia de como comenzó tu afición por el equipo, sabía que tu papá te llevaba al Azteca y que habías ido alguna vez a ver a Pumas, pero no que hayas estado a un triunfo de los Gatos de ser aficionado a ellos. Afortunadamente ese día no ganaron.
ResponderEliminarYo desde el 94, pero antes de que fueran campeones, jejeje. Hay que armar una galeria de las fotos que tengamos de morros en el estadio, jugando en la calle ,obviamente , con la playera del rayo no ??? yo tenia la 8 de Garcia Aspe. Nos vemos en Neza carnales, vamos a ganar saludos
ResponderEliminarComo siempre... muy buenas líneas Borre, felicidades! y esa foto de cuando estabas chiquitín... está chidísima!!!
ResponderEliminarSaludos!
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