¿Están locos los que le van al Necaxa?
Escrito por Darío Zepeda Galván on Jun 3rd, 2009 y archivado en Aguascalientes.
Seguidores del Necaxa
De entre las pocas cosas buenas que nos dejó la peregrina y tórrida aventura que tuvieron Luis Armando Reynoso y Televisa, fue una pequeña renovación en el interés por ver al futbol desde una perspectiva distinta a la de los espacios deportivos de los noticieros o programas especializados- auténticos ghettos en donde se encierran a los espectáculos y juegos - y darnos permiso de analizar este deporte desde temas como la política o, lo más importante para mí, la ciencia social.
En resumidas cuentas, el affaire Necaxa puede contarse así: se gastó mucha, pero mucha lana, tuvimos buenos equipos en Aguascalientes (las Chivas, el Toluca, los Pumas, el Santos, el Pachuca, ¿ya dije los Pumas?), salimos un rato en la tele nacional (en donde todos nos dicen ¡Aguasscalientesn! Y piensan que nos morimos de orgullo), tuvimos aquí a luminarias de la talla del Perro Bermúdez y genios similares y al final nos quedamos con un estadio precioso, bastantes billetes pendientes y un equipazo de primera A al que (para variar) no van a ir a ver ni las mamás de los jugadores (en algunos casos debido a - se sospecha - carencia de las mismas).
Pero lo mejor, insisto, es que todo este penoso espectáculo ha invitado a la reflexión a personas que regularmente no se acercan de manera “seria” al ámbito de las patadas. Me ha tocado leer ya buenos comentarios de Lorena Martínez y del estimado Enrique “Chamuco” Varela. Con todo, me llamó mucho más la atención el artículo que apareció la semana pasada en La Jornada Aguascalientes, del Dr. Genaro Zalpa ( que pueden leer acá) en donde comenta sobre el asombro y la notable sensación de irracionalidad que ocasionan las historias de los aficionados al futbol, y el aparente misterio que envuelve a estos sujetos que dejan de pronto los límites bien marcados del mundo racional y se envuelven en banderas chillonas, se pintan la cara de colores y brincan sin parar al son de veintidós jugadores y una pelota.
Como el Dr. Zalpa prácticamente me invitó a colaborar también en esta disección de las porras y aficiones (yo soy el de la UAM con la tesis de doctorado sobre las porras del Necaxa) lo menos que se puede hacer es entrar de cambio para ver si podemos anotarle un gol a la incertidumbre. No puedo, en honor a la verdad, clamar que tengo la resolución total y definitiva a la encrucijada que planteó el Dr. Zalpa, pero el haber podido platicar largo y tendido con bastantes aficionados al fut (y al Necaxa, para acabarla de amolar) y el diálogo que también intento tener con los libros de autores que de esto ya saben un rato como Norbert Elías y Christian Bromberger, entre otros tantos, me puede ayudar a intentar comprender lo que parece a primera vista incomprensible.
¿Es el futbol, o mejor aún, son los aficionados “de hueso colorado” al fut - que el inmortal Ángel Fernández llamó “el juego del hombre” – francamente incomprensibles? La respuesta más sincera que tengo es: a lo mejor. En todo caso, habrá que apuntar que la afición a un equipo es igual de comprensible (o incomprensible) como la práctica de una religión, la identificación con una nación, la decisión de serle fiel a una persona toda la vida o una riña de gallos en Bali. Todos estos casos, nos parecerían irremediablemente absurdos si por un segundo nos pudiéramos despegar de los anteojos con los que estamos viendo al mundo desde que llegamos a él y a los que se les suele dar el nombre genérico de cultura. Dentro de nuestra cultura, todo puede tener una explicación o un razonamiento que haga que las cosas tengan sentido, cuando salimos de la misma, nos cuesta un poquito más trabajo.
Y esto es algo que a todos nos ha ocurrido. Recordemos cómo nos sentíamos el primer día de secundaria o prepa. No sabíamos como funcionaba ese mundo, no teníamos referencias, todo era nuevo, misterioso y un poquito temible (las novatadas tampoco ayudaban). Con el paso del tiempo, dominamos (casi todos) ese nuevo ambiente, esa nueva manera de relacionarnos y ya nos parecía de lo más normal.
Así ocurre con los aficionados (o al menos con los aficionados a los que entrevisté) una vez dentro de la bola, todo tiene sentido, todo responde a una lógica clara y fácil de entender. El problema, claro está, ocurre cuando se quiere trasladar esa claridad, ese conocimiento tácito y sencillo de las reglas del juego hacia fuera. Entonces es cuando cuesta trabajo cuadricular los sentimientos para que encajen dentro de las cajas de los conceptos. El aficionado al fut, tal vez más que cualquier otro aficionado a un deporte, está inmerso en un mundo de tradición, lealtad, coraje, territorialidad, sentido de pertenencia, masculinidad, competencia continua y un sinfín de cargas emocionales tan distintas y tan amontonadas, que cuesta mucho trabajo destilar y separar a qué corresponde cada acción y cada movimiento. No es –me atrevo a suponer – que los aficionados no sepan lo que hacen, sino que les cuesta muchísimo trabajo traducir esa labor afectiva a una lógica instrumental de tener que hacer algo por un fin (yo trabajo para que me paguen, yo estudio para sacarme diez). En muchos sentidos, para el aficionado al futbol, el acto mismo de estar ahí, apoyando al equipo es el propio fin, no requiere de otro aliciente.
¿Quiere decir entonces que tenemos que renunciar a explicar a los aficionados y a las aficiones en general? No lo creo. Tan no lo creo que me atreví a sugerir cuatro respuestas, creo que bastante claras y sencillas, a la pregunta que disparó mi investigación y por la cual tuve que padecer en interminables noches tormentos tan dolorosos como los juegos Necaxa – Puebla (antes del Chelís, claro) o peor tantito, Necaxa –Jaguares, en fin, lo que uno hace en nombre de la ciencia. La pregunta fue ¿Qué hace que la gente vaya a un estadio de futbol y se meta a una porra? Las cuatro respuestas fueron, grosso modo:
1) Porque van a disfrutar un juego: lo sé, esta es la respuesta más babotas que uno se pudiera imaginar, pero en realidad es más importante de lo que parece. Solemos dejar de lado, en un mundo atormentado por crisis políticas y económicas, que los seres humanos seguimos siendo seres sociales y que seguimos necesitando de contacto humano y de compartir emociones con otros. Encerrados como estamos en la rutina y en una cotidianeidad que no nos permite voltear a ver al de al lado (menos abrazarlo, por aquello de la influenza) los juegos, y los juegos multitudinarios, nos ofrecen un poco de esa necesaria dosis de afectividad que está tan escasa.
2) Porque por medio de su equipo logran identificarse mejor con su espacio y su comunidad imaginada: Si bien en el caso del Necaxa la cosa trabajó al revés. Como los que venían de fuera no hicieron nada por apropiarse de los valores y símbolos de los aguascalentenses, lo de aquí tuvieron que hacerle un hueco a los rayos y compartirles un poco de esa identificación de la que carecen desde hace un buen rato. Pero ciertamente, muchos jóvenes lograron finalmente esa sensación de “yo soy de Aguascalientes”, “Aguascalientes es importante para mí”, a través de la participación en la porra.
3) Porque al estar en una organización social (por precaria o efímera que sea) logran una percepción de sí mismos como sujetos ante diversas instancias de poder (autoridades estatales, policía, dueños del equipo). Nuestra sociedad, lo estamos viendo, sufre una crisis de representatividad, los ciudadanos estamos degradados a simples consumidores y estamos acostumbrados a ser irrelevantes e impotentes ante lo que pasa en nuestro país. La pertenencia a la porra les da a los aficionados una clara sensación de agencia, esto es, son capaces de hacer algo, son efectivos, sus acciones valen. Ahí, en la bola, se le paran a los policías y les mientan la madre en su cara. El grupo, todos los sabemos, da poder.
4) Porque dentro de la porra refuerzan la construcción de su masculinidad: Ni modo, todavía más del 60% de los porristas son hombres y en la barra sube la cuota hasta más del 80%. Y es que la porra exige una actitud desafiante y una resistencia que raya en lo heroico. Los viajes de decenas de horas en autobuses destartalados, que solamente duran lo que dura el partido y después de vuelta, sirven en muchas ocasiones como auténticos ritos de paso, ahí se separa a los hombres de los niños.
Se puede platicar mucho más de cada uno de estos puntos, pero de momento ya me pasé de rollo, así que mejor nos iremos a casa con la ventaja y dejaremos cada una de estas respuestas para el juego de vuelta.
8 Comentarios
Jajajajajajaja ahi salgoo YOOOOOOOOOO!!
ResponderEliminar=D!!!
=D!!
Soy el que tiena la bandera de corazoon! del lado derechoo!!
les dejo mi metrooo!!
www.metroflog.com/estapasixnesderayoos
Mucho bla bla bla para n terminar diciendo nada. Que bonito habla, astima que no tenga nada que decir.
ResponderEliminarEs un pobre imbecil el que escribió esto, un imbecil que platicó con 2 o 3 personas y se las da de haber "entrevistado" a personas.
exacto pinche chorote aburrido pa q no dijera nada, q aburrido escribe ese we,
ResponderEliminarbla bla bla
Una copia muy pero muy barata tipo German Dehesa, Juan Villoro o cualquier gran columnista. Muchas ganas amigo, un día podrás llegar a ser alguien , por el momento...
ResponderEliminarNO ERES NADIE. Por ciero cuándo se va a publicar tu tesis? Cuánto tiempo te llevó redactarla? Digo, eso es lo que te hace sentir orgulloso, no? Pobre Tipo
No mamen, lo leí otra vez!! pero no por gusto, para confirmar lo que dije hace un momento.
ResponderEliminarUtiliza palabras domingueras según él para poder entrar en el ambiente de los "Doctores". pero me cagué de la risa cuando vi q su tesis es de DOCTORADO, cabrón no mames.
A mí ven y dime de una Tesis de Doctorado de una Universidad de Europa,la Complutense aunque sea. Me da pena ajena ese wey, es de los pinches humanistas que de seguro no tienen trabajo y anda lamiendo botas con los "intelectualoides".
NO ERES NADIE WEY! Y te recomiendo un tema de investigación: PASIÓN. Hay q leer más a Galeano, Villoro, Valdano, Menotti, Cruyff, todas las preguntas q tienes ellos las pueden responder con la mano en la cintura. No tus amigos q ya tienen un camino recorrido , en el cual quieres alcanzarlos. PENDEJO DE MIERDA, DE VERDAD.
yo no se para k vergas lo subieron al blog, pobre tipo el que lo subio + bien.
ResponderEliminary ps k pedo con ustedes, y con sus comentarios. asi empezaron los grandes a escribir , puede o no ser el caso de este wey, pero relax compas, ni k les estuviera mentando la madre!
Rayo beto:
ResponderEliminarSe subió para compartirlo con todos... y si, el wey no nos mienta la madre pero de eso a que alabemos su estúpido post con aires de grandeza (por aquello de tesis doctoral) hay una gran diferencia.
Su estúpido post puede gustar o no, así como nuestras impresiones sobre el mismo pero el pobre tipo es el que redactó esto porque se da aires de grandeza, intenta adornarse mucho y NO TIENE NI PUTA IDEA de lo que está hablando.
Saludos
Se lello a Biff Buford y a Antonio Salas, por varias cosas que pone sobre masculinidad, eso ya se abia escrito que tome la información de otra manera, no solo repita lo que ya se sabe.
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